Pillado poniéndose las botas...

Aquí lo tenemos llegando de comprar su pequeño manjar. Vemos como se relame los labios, como agarra fuerte su merienda...

Mira con ojos amorosos lo que lleva en las manos.

Muerde el primer bocado, muriéndose de placer por el super croissant que tiene en su mano...

Y claro, el chico se nos sienta para disfrutar ya a tope su comida... eso sí, el mientras come tiene tiempo para otras cosas.

Hablar por el móvil. ¿Qué es tan importante que no puede esperar a terminar su merienda? ¿Tiene Daniel Morales alguien en su vida que no puede esperar a que este chico termine de comer? Estaremos atentos a ver si encontramos alguna pista. Saludos y os desea una cena, al menos tan gratificante como la merienda de Daniel Morales... La Bailarina Cotilla